CRÓNICA
El Centro de Historias de Zaragoza revive, hasta el 24 de
febrero, el ocio de los zaragozanos de
las décadas centrales del Siglo XX.
Así era como muchos jóvenes de mitad del siglo XX disfrutaban del ocio en Zaragoza. Unas décadas en las que esta ciudad gozaba de contar con las mejores salas de fiesta de todo el país, en la que cientos de grupos de jóvenes desmelenados soñaban con seguir la estela de los Beatles, en la que el tranvía convivía con el trolebús y el autobús y en la que los zaragozanos se servían de las orillas del Ebro como playa en verano. Una Zaragoza que ha cambiado mucho desde entonces. Estos días, el Centro de Historias de Zaragoza revive el ocio de los zaragozanos en las décadas centrales del Siglo XX bajo el nombre: Zaragoza desaparecida, El ocio en el pasado inmediato.
Los
cientos de personas que ya han visitado esta máquina del tiempo contemporánea,
comparten la misma sensación de asombro cuando la recorren. Las paredes, que
dan cobijo a las historias de estos jóvenes, son la imagen de una ciudad que
sale, con ansias de progreso, de una sociedad
de posguerra. Una ciudad que se atreve a expandirse por la orilla derecha del Ebro colocando las primeras
piedras del Actur y una ciudad que sale de tertulia, se divierte en los
futbolines y salas de billar y disfruta del ambiente y la sexualidad de las
cabareteras del Plata o de la Sala Oasis. Desde vespas a guitarras eléctricas pasando
por un sinfín de fotografías, esta exposición encierra las aventuras de varias
generaciones de zaragozanos, que entonces llenaban de color, el gris de una
sociedad con ganas de olvidar las heridas de la guerra.
La entrada a la muestra recibe al visitante con una línea del
tiempo que permite reconstruir los acontecimientos más importantes de la ciudad,
a continuación cada sala es un verdadero viaje al ocio del pasado inmediato
comenzando por la circulación y los medios de transporte con los que contaban
los jóvenes zaragozanos de entonces. El siguiente paso es rememorar los
antiguos cafés que inundaban el paseo independencia, ombligo de la Zaragoza de
los 50. Locales como el “Ambos Mundos” o el café “Las Vegas” auténticos referentes de la tertulia en
nuestra ciudad.
Ésta se queda atrás para adentrarnos en el magnífico mundo de
la noche. La Corinto, la sala Cosmos o la sala Venus agrupaban de lunes a
domingo los mejores espectáculos en directo de toda la ciudad. Aunque en
socarronería y sexualidad el Plata o la Sala Oasis se llevaban la palma con sus
cabareteras. Tampoco podían faltar en esta muestra los grupos de jóvenes que
soñaban con triunfar en el mundo de la música.
Por ello una sala entera está dedicada a estos conjuntos musicales de lo
más diverso. El teatro y el cine también tienen un protagonismo especial en
esta muestra y es que Zaragoza llegó a albergar más de una quincena de cines.
Cada barrio contaba con uno de ellos.
La muestra, abierta hasta el 24 de febrero en el centro de
historias y organizada por la Sociedad Municipal Zaragoza Cultural, cuenta con
una magia especial. Los que entonces fueron jóvenes reviven aquellos momentos
esbozando una sonrisa, y los que lo son ahora, sueñan qué es lo que tendría de
especial aquella época de la que sus padres hablan tanto.
María Fernández
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