jueves, 3 de enero de 2013

Zaragoza desaparecida, una muestra del ocio en el pasado


CRÓNICA

 El Centro de Historias de Zaragoza revive, hasta el 24 de febrero,  el ocio de los zaragozanos de las décadas centrales del Siglo XX.





Llegaban tarde a su debut por lo que debían coger el tranvía. Francisco y su grupo, “Los Pumas”, estaban revolucionando a todas las jóvenes de Zaragoza y ese domingo de 1956 tocaban en el Teatro Fleta en directo para los oyentes de  “Plataforma de Estrellas”  en Radio Juventud.


Así era como  muchos jóvenes de mitad del siglo XX disfrutaban del ocio en Zaragoza. Unas décadas en las que esta ciudad  gozaba de contar con las mejores salas de fiesta de todo el país, en la que cientos de grupos de jóvenes desmelenados soñaban con seguir la estela de los Beatles, en la que el tranvía convivía con el trolebús y el autobús y en la que los zaragozanos se servían de las orillas del Ebro como playa en verano. Una Zaragoza que ha cambiado mucho desde entonces. Estos días, el Centro de Historias de Zaragoza revive el ocio de los zaragozanos en las décadas centrales del Siglo XX bajo el nombre: Zaragoza desaparecida, El ocio en el pasado inmediato.   





Los cientos de personas que ya han visitado esta máquina del tiempo contemporánea, comparten la misma sensación de asombro cuando la recorren. Las paredes, que dan cobijo a las historias de estos jóvenes, son la imagen de una ciudad que sale, con ansias  de progreso, de una sociedad de posguerra. Una ciudad que se atreve a expandirse por la  orilla derecha del Ebro colocando las primeras piedras del Actur y una ciudad que sale de tertulia, se divierte en los futbolines y salas de billar y disfruta del ambiente y la sexualidad de las cabareteras del Plata o de la Sala Oasis. Desde vespas a guitarras eléctricas pasando por un sinfín de fotografías, esta exposición encierra las aventuras de varias generaciones de zaragozanos, que entonces llenaban de color, el gris de una sociedad con ganas de olvidar las heridas de la guerra.


La entrada a la muestra recibe al visitante con una línea del tiempo que permite reconstruir los acontecimientos más importantes de la ciudad, a continuación cada sala es un verdadero viaje al ocio del pasado inmediato comenzando por la circulación y los medios de transporte con los que contaban los jóvenes zaragozanos de entonces.  El siguiente paso es rememorar los antiguos cafés que inundaban el paseo independencia, ombligo de la Zaragoza de los 50. Locales como el “Ambos Mundos” o el café “Las Vegas”  auténticos referentes de la tertulia en nuestra ciudad. 






Ésta se queda atrás para adentrarnos en el magnífico mundo de la noche. La Corinto, la sala Cosmos o la sala Venus agrupaban de lunes a domingo los mejores espectáculos en directo de toda la ciudad. Aunque en socarronería y sexualidad el Plata o la Sala Oasis se llevaban la palma con sus cabareteras. Tampoco podían faltar en esta muestra los grupos de jóvenes que soñaban con triunfar en el mundo de la música.  Por ello una sala entera está dedicada a estos conjuntos musicales de lo más diverso. El teatro y el cine también tienen un protagonismo especial en esta muestra y es que Zaragoza llegó a albergar más de una quincena de cines. Cada barrio contaba con uno de ellos.  




La muestra, abierta hasta el 24 de febrero en el centro de historias y organizada por la Sociedad Municipal Zaragoza Cultural, cuenta con una magia especial. Los que entonces fueron jóvenes reviven aquellos momentos esbozando una sonrisa, y los que lo son ahora, sueñan qué es lo que tendría de especial aquella época de la que sus padres hablan tanto.

María Fernández

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