Al igual que la Navidad o la Noche de Reyes, el primer día de
las rebajas se ha convertido en toda una tradición en nuestro país y de paso,
en Zaragoza. Pero… ¿podemos seguir manteniendo este ritual consumista con los
tiempos que corren? Los comercios y grandes superficies intentan por todos los
medios que así sea con miles de descuentos y ofertas para atraer a unos
consumidores que cada vez miran más por el ahorro.
El año que acabamos de dejar ha sido nefasto para las ventas
debido principalmente a la una y otra vez repetida crisis económica, pero este
no ha sido el único problema. Las obras del tan cacareado tranvía del señor
alcalde y su equipo de gobierno también han afectado, y mucho, a las cajas de
los establecimientos. No es plato de buen gusto ir a comprar esquivando vallas
y saltando zanjas mientras el sonido de un martillo neumático atraviesa tu
cabeza de un oído a otro.
Los comerciantes no creen que las rebajas les salven el año,
pero por intentarlo que no quede.
En la capital aragonesa los escaparates ya
están llenos de las clásicas cartulinas de colorines anunciando rebajas y
oportunidades. Casi siempre estos descuentos suelen comenzar alrededor de un
30% al principio de la época de rebajas, aunque si la cosa no funciona éstos
pueden aumentar incluso al 50 o al 60 %, una barbaridad.
La polémica subida en septiembre del IVA en todos los
productos también han contribuido al descenso de las ventas, aunque las grandes
superficies han pregonado a los cuatro vientos que ellos asumirían la
diferencia del nuevo importe con el anterior, pero han sido los que menos, ya
que el pequeño comercio es incapaz de soportar económicamente semejantes
maniobras de marketing.
En el otro lado, los consumidores han aprendido a establecer
prioridades en sus compras. Como dice el refrán, la letra con sangre entra, y
los problemas económicos que padecen muchas familias hacen que el mayor
montante de sus gastos vayan destinados a productos de primera necesidad. Es
decir, alimentos y medicamentos, dedicando cada vez menos a cosas que no son
prioritarias como ropa o complementos.
No todo es negativo, por supuesto. Los comerciantes esperan
aprovechar el tirón final de las navidades ya que la Noche de Reyes aún está
por llegar y muchos no han comprado sus regalos todavía esperando la llegada de
las rebajas de enero. Además, muchas personas no dejan escapar ‘una buena
ganga’ si la ven, fieles al dogma capitalista con el que hemos sido educados.
Texto: Alberto Larrodé
Fotografías: Nuria Cristóbal
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