Cada vez se inician antes las relaciones sexuales.
Según el estudio que tomemos, irá de los dieciséis a los dieciocho años. Ojo,
esto no significa que a esas edades la mayoría de los adolescentes sean ya
sexualmente activos, como pudiera parecer. Quiere decir que, entre los jóvenes
que ya han tenido, al menos, una relación, la media es dicha edad. Y es que,
por ejemplo, el porcentaje real de personas que ha comenzado a tener vida
sexual a los dieciséis es de poco más del 20%. En cualquier caso, está claro
que esta primera vez se produce, en la mayoría de los casos, antes de los
veinte años.
Si ya a esas edades, en las que suelen aparecer los
primeros signos de rebeldía contra el orden establecido, esto es, contra los
padres, se suele hablar poco, en general, con los progenitores, de sexo todavía
menos. Unos, inexpertos aún, se las dan de entendidos que no necesitan aprender
nada (¡viva la ingenuidad!). Los otros, quienes piensan que aun tratan con sus
pequeños de ocho años, son incapaces de tener una conversación de índole sexual
sin utilizar metáforas increíblemente absurdas. Esto no tiene por qué ser así,
claro está. Seguro que existen padres “enrollados” que tienen profundas charlas
de este tipo con sus hijos, como si fueran viejos camaradas de armas tomando
unas cañas.
Sea como fuere, lo habitual es que a esas edades se
desconozca, en gran medida, la variedad de métodos anticonceptivos existentes
en el mercado. Nos acercamos a una farmacia zaragozana, en plena calle de José
Anselmo Clave, para conocer, de primera mano, cuáles son los más vendidos y
solicitados entre los más jóvenes. “El método anticonceptivo por excelencia
sigue siendo el preservativo”, indica Borja Blasco, farmacéutico. Es el más
reclamado, y el único que evita enfermedades de transmisión sexual. Las grandes
marcas, como Control o Durex, son las demandadas. Curiosamente, su versión para
mujeres, el preservativo femenino o condón vaginal, tiene “un uso anecdótico y
es prácticamente desconocido por las adolescentes”, subraya Borja.
Podemos encontrar también diferentes formas
farmacéuticas de anticonceptivos hormonales. No evitan las enfermedades de
transmisión sexual pero el placer es mayor que con los preservativos. Como los
parches, por ejemplo, siendo Evra la marca comercial utilizada. Su uso todavía
no está demasiado extendido. El anillo vaginal, distribuido bajo el nombre de
Nuvaring, en cambio, está “muy de moda, sobre todo en las chicas más jóvenes”,
como nos confirman en la farmacia. También podemos encontrar los
anticonceptivos orales, como Yasmin, vendiéndose más en su formato de un mes
que en el de tres.
Ante una urgencia, existen las segundas oportunidades.
La píldora del día después es una opción, quizá, demasiado arriesgada. “Es un
método que no debería ser utilizado como tal pero del que cada vez se abusa más
a menudo”, nos afirman. Su venta ha aumentado considerablemente en los últimos
tiempos, y son ya muchas las visitas a horas intempestivas que Borja ha tenido
que atender en sus noches de guardia. Norlevo y Postinor son los preparados
ofertados. Hasta un 12% de la población femenina aragonesa de entre catorce y
cincuenta años reconoce haber utilizado la píldora poscoital. En la mayoría de
las ocasiones, por problemas con el preservativo. Aun así, casi un 10% de las
que admite haber recurrido a ella lo hizo por no haber usado ningún
anticonceptivo.
Aunque existen otros métodos, estos han sido los “más
solicitados en los últimos meses”. Que los jóvenes conozcan cuantas más
opciones posibles es imprescindible para que actúen de una manera responsable.
La educación sexual insuficiente que reciben los adolescentes debe ser tema,
pues, de interés prioritario. Internet y el “boca a boca” entre chicas y chicos
no puede sustituir a una formación por parte de los adultos.
La decisión de usar uno u otro es cosa de dos. Las
consecuencias que pueden acarrear el no utilizar ninguno, puede ser problema de
muchos.
Texto: Guillermo Gil
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