lunes, 7 de enero de 2013

Más vale prevenir

REPORTAJE



Cada vez se inician antes las relaciones sexuales. Según el estudio que tomemos, irá de los dieciséis a los dieciocho años. Ojo, esto no significa que a esas edades la mayoría de los adolescentes sean ya sexualmente activos, como pudiera parecer. Quiere decir que, entre los jóvenes que ya han tenido, al menos, una relación, la media es dicha edad. Y es que, por ejemplo, el porcentaje real de personas que ha comenzado a tener vida sexual a los dieciséis es de poco más del 20%. En cualquier caso, está claro que esta primera vez se produce, en la mayoría de los casos, antes de los veinte años.


Si ya a esas edades, en las que suelen aparecer los primeros signos de rebeldía contra el orden establecido, esto es, contra los padres, se suele hablar poco, en general, con los progenitores, de sexo todavía menos. Unos, inexpertos aún, se las dan de entendidos que no necesitan aprender nada (¡viva la ingenuidad!). Los otros, quienes piensan que aun tratan con sus pequeños de ocho años, son incapaces de tener una conversación de índole sexual sin utilizar metáforas increíblemente absurdas. Esto no tiene por qué ser así, claro está. Seguro que existen padres “enrollados” que tienen profundas charlas de este tipo con sus hijos, como si fueran viejos camaradas de armas tomando unas cañas.  

Sea como fuere, lo habitual es que a esas edades se desconozca, en gran medida, la variedad de métodos anticonceptivos existentes en el mercado. Nos acercamos a una farmacia zaragozana, en plena calle de José Anselmo Clave, para conocer, de primera mano, cuáles son los más vendidos y solicitados entre los más jóvenes. “El método anticonceptivo por excelencia sigue siendo el preservativo”, indica Borja Blasco, farmacéutico. Es el más reclamado, y el único que evita enfermedades de transmisión sexual. Las grandes marcas, como Control o Durex, son las demandadas. Curiosamente, su versión para mujeres, el preservativo femenino o condón vaginal, tiene “un uso anecdótico y es prácticamente desconocido por las adolescentes”, subraya Borja.

Podemos encontrar también diferentes formas farmacéuticas de anticonceptivos hormonales. No evitan las enfermedades de transmisión sexual pero el placer es mayor que con los preservativos. Como los parches, por ejemplo, siendo Evra la marca comercial utilizada. Su uso todavía no está demasiado extendido. El anillo vaginal, distribuido bajo el nombre de Nuvaring, en cambio, está “muy de moda, sobre todo en las chicas más jóvenes”, como nos confirman en la farmacia. También podemos encontrar los anticonceptivos orales, como Yasmin, vendiéndose más en su formato de un mes que en el de tres.  

Ante una urgencia, existen las segundas oportunidades. La píldora del día después es una opción, quizá, demasiado arriesgada. “Es un método que no debería ser utilizado como tal pero del que cada vez se abusa más a menudo”, nos afirman. Su venta ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos, y son ya muchas las visitas a horas intempestivas que Borja ha tenido que atender en sus noches de guardia. Norlevo y Postinor son los preparados ofertados. Hasta un 12% de la población femenina aragonesa de entre catorce y cincuenta años reconoce haber utilizado la píldora poscoital. En la mayoría de las ocasiones, por problemas con el preservativo. Aun así, casi un 10% de las que admite haber recurrido a ella lo hizo por no haber usado ningún anticonceptivo.

Aunque existen otros métodos, estos han sido los “más solicitados en los últimos meses”. Que los jóvenes conozcan cuantas más opciones posibles es imprescindible para que actúen de una manera responsable. La educación sexual insuficiente que reciben los adolescentes debe ser tema, pues, de interés prioritario. Internet y el “boca a boca” entre chicas y chicos no puede sustituir a una formación por parte de los adultos.
La decisión de usar uno u otro es cosa de dos. Las consecuencias que pueden acarrear el no utilizar ninguno, puede ser problema de muchos.     

Texto: Guillermo Gil

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