jueves, 3 de enero de 2013

Las bibliotecas en pie de guerra

Las instalaciones cierran los sábados

Los recortes las dejan sin presupuesto para renovar los fondos 

 

Villancicos adaptados a la ocasión, silbatos y pancartas: esas son las armas de los trabajadores de las bibliotecas públicas en su lucha por evitar que los recortes les afecten todavía más. El día 22 de diciembre convocaron una concentración frente a la puerta de la Biblioteca de Aragón, situada en la calle Doctor Cerrada. Entonando canciones de protesta y en medio de un ambiente reivindicativo, trataban de evitar lo que hoy es ya una realidad: todos aquellos usuarios que acudían a estas instalaciones los sábados ya no podrán hacerlo; desde el 1 de enero solo abrirán de lunes a viernes.

 




Las 12.000 firmas que se entregaron en la DGA el pasado día 13 de diciembre contra el cierre de los sábados no han logrado paralizar esta medida. ¡Qué extraño! pensarán algunos; con el gran caso que hacen nuestros políticos a las protestas ciudadanas. ¡Ah, no! ¡Qué no estamos en periodo electoral! A pesar de ello, se seguirán recogiendo firmas en las diferentes instalaciones como muestra de rechazo hacia los recortes en estos centros porque, quien no llora, no mama.


Varios usuarios y algunos transeúntes se unieron a la protesta coreando lemas como No a los recortes o La cultura no es un  lujo. El cierre durante el fin de semana no es su única preocupación; las veinticuatro bibliotecas municipales de Zaragoza llevan un año sin dinero para poder actualizar sus fondos y no hay ninguna cantidad asignada para ello en el presupuesto de 2013. Las donaciones de instituciones o particulares son ahora uno de sus principales medios para renovar los volúmenes que se encuentran en mal estado o adquirir novedades. Teniendo en cuenta que normalmente donamos lo que no nos gusta, es mejor no saber cuáles son las últimas adquisiciones. Para contribuir a la causa, en la concentración se pidió a los usuarios que donaran un libro, un CD o un DVD como muestra de apoyo.


El bibliotecario Jesús Aguirre fue el encargado de dar forma a las reivindicaciones con la lectura de un manifiesto. En él, piden al Gobierno de Aragón que se dote a las bibliotecas de recursos suficientes para materiales, que se mantengan los horarios de apertura y que se disponga del personal necesario para la apertura de todos los centros.


Lectura del manifiesto
Y es que no solo no se cubren las jubilaciones o bajas, sino que además, para que haya servicio en unos barrios, debe anularse en otros. Las bibliotecas rurales de Monzalbarba, Montañana, Movera, La Cartuja, San Juan de Mozarrifar y Peñaflor sufren cierres puntuales por falta de personal, ya que sus trabajadores deben atender el Bibliobús de Parque Goya, Valdespartera y Vadorrey. Es un ejemplo inmejorable de cómo (no) gestionar los recursos.


Como dijo Pablo Neruda, muere lentamente quien no lee; eso es lo que deben pensar aquellos que acudieron al acto de protesta con varios libros entre los brazos. Los trabajadores no están solos: les apoya la Asociación Aragonesa de Escritores, la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro y, cómo no, los usuarios que, según los trabajadores, son los más afectados.


No deja de ser irónico que se suprima el servicio uno de los días más concurridos de la semana. Los trabajadores se quejan de que el Gobierno de Aragón ha tomado esta medida basándose en criterios exclusivamente económicos y no ha tenido en cuenta otros factores. Entre ellos, que muchos ciudadanos solo pueden acudir a la biblioteca los sábados debido a sus horarios laborales o que las familias aprovechan este día para llevar a los niños a los talleres o hacer uso de los fondos infantiles. Los bibliotecarios añaden que aquellas personas que quieren acceder a materiales que solo pueden consultarse en el edificio y no residen en Zaragoza suelen ir los sábados. Esto supondrá, según ellos, “un deterioro generalizado del servicio”.


Estas medidas se suman a la impuesta en septiembre por el Ayuntamiento de Zaragoza, según la cual el carné de la biblioteca, de un año de duración, cuesta 4,40 euros que deben abonarse en el registro inicial y en cada una de las renovaciones. No hay ningún descuento para estudiantes o jubilados, aunque es gratuito si se dispone de tarjeta ciudadana.


Aunque de momento las protestas no han obtenido respuesta, los bibliotecarios no se rinden: han escrito su propia carta a los Reyes Magos y reparten copias a los ciudadanos que acceden a las instalaciones. Los regalos que piden son la apertura de los sábados y la dotación de los recursos necesarios; aprovechan también la misiva para despedirse de los usuarios que acuden el penúltimo día de la semana. Ahora solo queda esperar hasta el día 6 para ver si sus majestades les traen lo que han pedido.

Texto, fotos y vídeo: Mila Herrera

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