miércoles, 2 de enero de 2013

EL CONQUISTADOR INCANSABLE A UNA CIMA DE HACER HISTORIA


REPORTAJE

 PAUNER CONQUISTA EL “TRONO DE LOS DIOSES”,  SU DECIMOTERCER OCHOMIL

                                              
Carlos Pauner ha vuelto a mirar el mundo desde el lugar más alto de todo el planeta. En la cordillera del Himalaya, a 8.013 metros de altura, se encuentra la cima del Trono de los dioses y la última conquista de este incansable aragonés. A sus 47 años, Pauner ha conseguido alcanzar la cima del Shisha Pangma. Este gigante de piedra que vigila en solitario la llanura tibetana que lo rodea se eleva majestuosamente como si supiera que es una de las 14 montañas más altas de todo el mundo.




 El 9 de abril Pauner y su equipo emprendieron esta aventura enmarcada dentro del proyecto de  alcanzar los 14 ochomiles y en la que en palabras del propio alpinista, el sufrimiento y la  adversa climatología la han hecho una de las más complicadas de su carrera. La cima del Shisha Pangma es la decimotercera de este viaje, que concluirá con la conquista del Everest a 8.848 metros de altura. Hasta ahora tan solo Juan Oiarzabal y Alberto Uñirrategui, dos de los mejores alpinistas  de este país, han logrado alcanzar las 14 cumbres que rozan el cielo. Ahora es Carlos Pauner quien está a un paso de conseguirlo y hacer historia como el primer aragonés que culmina este objetivo de esfuerzo y superación.

En cada ochomil se presentan nuevos peligros que en muchas ocasiones rozan lo máximo, aventuras e ilusión que comparte en cada expedición junto a compañeros experimentados, en esta última le han acompañado Juanjo Garra y Juanito Oiarzabal, gran amigo del aragonés y que tiene como objetivo ser el primer español en superar de nuevo las 14 cimas de los ochomiles.
La cima del Shisha Pangma es la más baja de las cumbres del proyecto sin embargo las condiciones climatológicas y la dureza de las circunstancias han llevado al límite a estos expertos montañeros.





La expedición comenzaba en la ciudad de Nyalam a las puertas de la elevación tibetana a 3700 metros de altura, tras tres días de aclimatación, el equipo emprendía la aventura. La espesa nieve que presentaba la montaña ya preocupaba al grupo. El tiempo retrasó la llegada al campo base situado a 5.700 metros de altura, pero fue desde este momento cuando comenzaron las complicaciones. Parecía que el tiempo daba una tregua, y así lo indicaban las predicciones meteorológicas, por ello el 25 de abril, Pauner y el resto de alpinistas emprendían su camino a pie hasta el campo 1 a 6.300 metros de altura.  
El viento, suave al principio de la mañana, se transformó en una ventisca heladora, propia de un gigante del Himalaya y obligó el regreso del equipo a tan solo 200 metros del campo 1. Un revés al comienzo de la expedición que había supuesto 9 horas de esfuerzo y sufrimiento. 
Así lo narraba Pauner en su cuaderno de bitácora “El Shisha nos ha enseñado sus garras, incluso diría que nos ha lanzado unos buenos bocados y nos ha recluido de nuevo en nuestro campo base”. Pero la experiencia y el conocimiento que llevan en ocasiones a retroceder también son las que gravan a fuego la constancia y la paciencia. Así, el equipo volvió a intentarlo unos días más tarde consiguiendo con éxito la llegada al campo 1 el 3 de mayo. Tras hacer noche allí el siguiente paso fue proseguir durante 7 horas hasta el campo 2 a 6.800 metros de altura. Con esto, Pauner y su equipo finalizaban con la aclimatación y volvían a bajar al campo base para alcanzar la cima días después. El día elegido para pisar el anhelado pico fue el 11 de marzo. 

  Dos días antes los expertos alpinistas comenzaban la prueba final y tras horas de un esfuerzo enorme y nieve profunda se colocaban en el campo 2 de nuevo. El día siguiente el equipo recorrió el largo valle que llevaba al campo 3 a 7.400 metros. Desde este lugar los montañeros veían la arista por la que subirían a la esperada cima. Por fín,  el día 11 el equipo salió en busca de alcanzar el Shisha Pangma. Horas y horas abriendo huella en nieve profunda, que llegaba hasta las rodillas, sin cuerdas fijas como si de una montaña virgen se tratara, Pauner lo narraba así “La vista es soberbia. Se ve atardecer en el Everest, Makalu, Lhotse y Cho Oyu. Continuamos ya en oscuridad y llegamos a una cresta que es lo último que hemos vislumbrado”. 

La oscuridad de la noche y el límite de los montañeros llegó antes de alcanzar la cima, sin embargo consiguieron llegar hasta el punto más alto que pudieron divisar, los medidores marcaban 8.003 metros. Tras 22 horas y media de travesía, el objetivo estaba conseguido. Ahora había que bajar. Agotados pero satisfechos, Pauner y el resto de montañeros volvieron a retomar el camino de ida.






A pesar de la dureza de la expedición, el equipo no pudo confirmar que el lugar desde el que emprendieron el retorno fuera el punto más alto del Shisha Pangma sin embargo, los 10 metros de altitud que les pudieron faltar no suponen un fracaso. Pauner lo explicaba así “Alcanzamos ese punto a más de 8.000 metros a base de esfuerzo y tesón. En la oscuridad de la noche no supimos si era el punto más alto u otro muy cercano. No me importa. Tengo la sensación casi perdida de haber escalado en el puro Himalaya. He luchado hasta el límite y he alcanzado lo más alto. De momento, para mí el Shisha es historia, aunque se que tendré que volver algún día para verificar la cima como tiene que ser, con fotos, luz y taquígrafos”.

Un amargo final para un conquistador aragonés incansable, pero un paso más en su lucha por ser el primer aragonés en conquistar los 14 Ochomiles. El pasado jueves 27 de diciembre el montañero presentó junto a su familia y amigos el documental de la subida al Shisha Pagnma. Su objetivo ahora es disfrutar de ellos y de su tierra, que ya espera impaciente sentirse orgullosa de su nueva conquista.

Sí quereís saber más sobre esta y el resto de aventuras de Pauner: http://www.carlospauner.com/index.php

María Fernández


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