NOTICIA
Zaragoza
no escapa a la última moda de la política española: los recortes en sanidad. La
siguiente “fashion victim” de esta corriente ha sido el centro de Salud Grande
Covián. Este centro maño dedicado a las especialidades y que actúa en el Sector
Sanitario I (margen izquierda) dejará de poseer su propio laboratorio para ser
trasladado al Hospital Miguel Servet.
La DGA
argumenta que con este traslado se van a ahorrar costes y se evitarán
duplicaciones. Además de que la calidad del centro no se verá afectada. Sin
embargo, los trabajadores del centro, y quienes mejor lo conocen, no están muy
de acuerdo con la institución aragonesa. Estos aluden a que la
descentralización del laboratorio repercutirá negativamente en la atención al
paciente. Esto es debido sobretodo a que
en cuanto los resultados están disponibles, se puede avisar inmediatamente a un
médico si estos son negativos. Sin embargo, si los análisis del laboratorio se
realizan en el Miguel Servet, el tiempo de reacción tras los resultados sería a
partir de un día.
En
total, serían unas 600 analíticas las que se enviarían desde el Gran de Covián
hasta el Miguel Servet, a este dato se le suman las 700 que ya le son enviadas
desde el Ramón y Cajal. En total, unas 1.300 analíticas aproximadamente a las
que hay que sumar las que son directas del propio Servet. Es por esto que los
trabajadores del Grande Covián comentan constantemente que nos encontramos ante
un riego para la seguridad del proceso. Y que además, podría existir la
consecuencia de que se estropease la maquinaria del laboratorio quedándose la
cadena sanitaria totalmente paralizada.
Dejando
profecías a parte, si se cumple la decisión del gobierno aragonés, el Miguel
Servet pasará a asumir el 70% del
trabajo del Sector Sanitario I de Zaragoza. Además, se une que se han cerrado los
servicios de Ginecología, Otorrinolaringología, Cirugía vascular, Oftalmología
de urgencia, Rehabilitación y Ecografía de mama. Por lo tanto, el siguiente
paso podría conducir al cierre del centro.
Ante la situación que se viene, tanto trabajadores como vecinos del barrio La Jota, Vadorrey, Santa
Isabel y El Rabal realizaron el pasado jueves 27 de Diciembre una protesta
contra el cierre del laboratorio. Entre muchas de las quejas, los vecinos
argumentaban que tras los servicios cerrados ya no hay presupuesto para el
mantenimiento, no hay consultas de tarde, la lista de espera se ha disparado; y
la cercanía de la atención al paciente se ha deteriorado.
Nos
encontramos ante otro centro de salud terminal que necesita tanto de la sanidad
como sus pacientes de él.
- Ignacio Romanos
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