domingo, 6 de enero de 2013

Precaución, amigo peatón

Tranvía en Gran Vía

Cada vez parece que es más dificultoso, y peligroso, caminar por las aceras. Tanto los inmensos bordillos que podemos encontrar por nuestra ciudad, como la ausencia de ellos son en ocasiones motivo de accidentes. La acera es para los peatones que van a pie, eso todos lo sabemos, igual que sabemos las numerosas modificaciones que las calzadas de Zaragoza están sufriendo. La causa de esas modificaciones es la democratización del espacio público para que todos los actores puedan convivir; y por esa razón hay que repartir bien ese espacio, porque no cabe nada más en las calles de Zaragoza.

Entre la calzada, el carril bici, el tranvía, es casi misión imposible encontrar la acera de enfrente cuando pretendes cruzar la calle. Y eso, sin tener en cuenta las nuevas ubicaciones de los pasos de cebra que algunos ciudadanos se empeñan en no respetar y en continuar pasando por un cruce ya inexistente; el Coso es buen testigo de ello. Muchos culpan al diseño del tranvía: lugares de parada, recorrido de los raíles, aceras; otros, sin más, hacen lo que les da la gana.

Estas modificaciones de las infraestructuras de la ciudad surgen en su mayoría a raíz de un tranvía que, con su construcción e integración, ha supuesto cambios obligados. El tranvía, ese medio de transporte tan querido por unos y tan odiado por otros ya desde que solo era un proyecto en ciernes, que nunca ha dejado indiferente a nadie y sigue dando que hablar, lleva a sus espaldas el peso de numerosas quejas de los zaragozanos. Algo con lo que están muy familiarizados los vecinos del Áctur, quienes vuelven a protestar, esta vez, por motivo de los semibordillos que ocupan la calzada y dificultan el tráfico.

Bordillo achaflanado
La función de estos semibordillos es separar la calzada de los raíles del tranvía, pero la poca visibilidad que tienen para los conductores los hace peligrosos. El cambio de ruedas y llantas rotas es el precio que pagan los conductores despistados que no los ven. Pero el peligro no existe solo para los vehículos. Los peatones también sufren el encontronazo con los bordillos. Ninguno nos libramos de haber tropezado con uno. Por lo menos los que ponen hoy en día ya son achaflanados, y no terminan en ángulo de 90° como los bordillos que colocaron en un principio – a quién se le ocurriría – los cuales eran muy peligrosos en caso de accidente. Esos peligrosos bordillos acabados en ángulo han terminado achatados debido a las continuas protestas y denuncias que recibió, en su momento, el Ayuntamiento de Zaragoza tras el accidente de un joven motorista en Vía ibérica en 2011. Aun a pesar de estar rematados en la parte superior, siguen causando problemas e incomodidades a los ciudadanos.
Tranvía de Zaragoza

En lo referido a la construcción del tranvía, Tranvías Zaragoza se lava las manos porque “están aprobados por el Ayuntamiento de Zaragoza”, y esa es toda su defensa.

La próxima vez que vea un bordillo acercarse con decisión hacia usted tenga cuidado no se le vaya a cruzar y le haga tropezar, la culpa nunca será del bordillo.


Texto y fotografías: Nuria Cristóbal

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