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Tranvía en Gran Vía |
Cada vez parece que es más dificultoso, y peligroso, caminar por las aceras.
Tanto los inmensos bordillos que podemos encontrar por nuestra ciudad, como la
ausencia de ellos son en ocasiones motivo de accidentes. La acera es para los
peatones que van a pie, eso todos lo sabemos, igual que sabemos las numerosas
modificaciones que las calzadas de Zaragoza están sufriendo. La causa de esas
modificaciones es la democratización del espacio público para que todos los
actores puedan convivir; y por esa razón hay que repartir bien ese espacio,
porque no cabe nada más en las calles de Zaragoza.
Entre la calzada, el carril bici, el tranvía, es casi misión imposible
encontrar la acera de enfrente cuando pretendes cruzar la calle. Y eso, sin
tener en cuenta las nuevas ubicaciones de los pasos de cebra que algunos
ciudadanos se empeñan en no respetar y en continuar pasando por un cruce ya
inexistente; el Coso es buen testigo de ello. Muchos culpan al diseño del tranvía:
lugares de parada, recorrido de los raíles, aceras; otros, sin más, hacen lo
que les da la gana.
Estas modificaciones de las infraestructuras de la ciudad surgen en su
mayoría a raíz de un tranvía que, con su construcción e integración, ha supuesto
cambios obligados. El tranvía, ese medio de transporte tan querido por unos y
tan odiado por otros ya desde que solo era un proyecto en ciernes, que nunca ha
dejado indiferente a nadie y sigue dando que hablar, lleva a sus espaldas el
peso de numerosas quejas de los zaragozanos. Algo con lo que están muy
familiarizados los vecinos del Áctur, quienes vuelven a protestar, esta vez,
por motivo de los semibordillos que ocupan la calzada y dificultan el tráfico.
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Bordillo achaflanado |
La función de estos semibordillos es separar la calzada de los raíles del
tranvía, pero la poca visibilidad que tienen para los conductores los hace
peligrosos. El cambio de ruedas y llantas rotas es el precio que pagan los
conductores despistados que no los ven. Pero el peligro no existe solo para los
vehículos. Los peatones también sufren el encontronazo con los bordillos.
Ninguno nos libramos de haber tropezado con uno. Por lo menos los que ponen hoy
en día ya son achaflanados, y no terminan en ángulo de 90° como los bordillos
que colocaron en un principio – a quién se le ocurriría – los cuales eran muy
peligrosos en caso de accidente. Esos peligrosos bordillos acabados en ángulo
han terminado achatados debido a las continuas protestas y denuncias que
recibió, en su momento, el Ayuntamiento de Zaragoza tras el accidente de un
joven motorista en Vía ibérica en 2011. Aun a pesar de estar rematados en la
parte superior, siguen causando problemas e incomodidades a los ciudadanos.
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Tranvía de Zaragoza |
En lo referido a la construcción del tranvía, Tranvías Zaragoza se lava las
manos porque “están aprobados por el Ayuntamiento de Zaragoza”, y esa es toda
su defensa.
La próxima vez que vea un
bordillo acercarse con decisión hacia usted tenga cuidado no se le vaya a
cruzar y le haga tropezar, la culpa nunca será del bordillo.
Texto y fotografías: Nuria Cristóbal
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