REPORTAJE
“El Rollo” ha muerto. Pero su asfalto guarda el recuerdo de las miles de huellas que dejaron los pies que pasaron por la Calle Moncasi y alrededores en la década de los 90, periodo de tiempo en el que esta zona de fiesta se convirtió en el lugar de marcha y de encuentro de los jóvenes zaragozanos.
¿Quién no ha escuchado Héroes del Silencio en “El celeste”? ¿Quién no recuerda el serrín constante que inundaba los suelos de los locales? ¿Los millones de litros de garrafón que rondaban miles de manos y que se acompañaban por cacahuetes excesivamente salados? ¿Quién no recuerda unos bailoteos en “El Atrio” o su primer desplante amoroso en el “JB”? ¿Quién no ha pasado alguna vez miedo presenciando una pelea en la calle de Perpetuo Socorro? ¿Quién no recuerda convertirse en una sardina en lata al pasar de un pub a otro? ¿Quién no recuerda la canción “En el Rollo” de Violadores del Verso que se convirtió en un auténtico himno?
La
nostalgia con la que habréis leído algunos de vosotros estas líneas se mezclará
con la alegría (ahora) y la rabia (entonces) de los vecinos que tardaron una
década, mediante presiones al ayuntamiento, en conseguir cerrar los bares de
ocio nocturno de la zona.
El
auge de la zona denominada “Rollo” surgió en 1990. Durante estos primeros años,
la Calle Moncasi y sus alrededores se vieron inundados los fines de semana por
la visita de jóvenes de entre dieciséis y veinte años, que frecuentaban los más
de 60 establecimientos de ocio nocturno, contando con pubs y bares de comida
rápida.
¿Qué
ha pasado en la actualidad, cuando “El Rollo” constituye un escaparate público
de “se alquila”, “se traspasa” y “se vende”? Los propietarios tienen claro que
se debió a una conjunción de causas. Por un lado, la ley que elevó la edad para el consumo de alcohol
de los 16 a
los 18 años hizo mucho daño a esta zona porque la principal clientela era gente
de entre 16 y veintipocos años
que salía de casa a las seis de la tarde y volvía a las once o las doce a casa.
Además, el excesivo consumo de alcohol provocaba un día sí y otro también
peleas, algunas con víctimas graves. Por otro lado, otra causa directa del
declive de Moncasi fue la presión por parte del Ayuntamiento de Zaragoza que
multiplicó el número de sanciones a locales por carecer de licencia, por
incumplir los horarios de cierre y por no respetar la Ley del Ruido aprobada en
2003. Todo ello se alimenta también del cambio de las costumbres de ocio
motivadas por la ley contra el botellón o los altos precios de las
consumiciones. La consecuencia de todos estos factores fue el cierre paulatino
de más de la mitad de los locales de la zona y una condena al ayuntamiento de
Zaragoza a indemnizar con 385.000 euros a 55 vecinos de Moncasi. Vecinos que
constituyen la Asociación de vecinos La Huerva que lucharon durante más de una
década para matar dicha zona y que consiguieron que el Consistorio pagara
24.000 euros a la familia de un hombre, que vivía encima de un pub que no
contaba con licencia, que falleció, debido, según su esposa, al estrés
acumulado por el ruido de la zona.
Distinta visión tienen otros vecinos que explican
que todavía quedan en la zona tres bares, “Posturas”, “Devicio” y “Muffin Club”
que cada fin de semana se llenan ya que cada uno es un núcleo de música
concreta, rock-punk, heavy-rock y rap respectivamente. Precisamente este
último, según uno de los propietarios, “se ve obligado a cerrar a final de
año”. Reconoce que desde que abrió en abril de 2010 “puede ser que la policía
haya venido 30 veces, eso no lo he visto en ningún garito”. Karty, junto con
otro socio, creó este negocio porque desde siempre ha estado vinculado a la
música, en concreto al rap y al reagge, y quería “que continuamente vinieran
dj´s de la música que me gusta”. La gente a la que le gusta este tipo de música
sigue acudiendo a Muffin Club, la causa directa del cierre es “que me están
masacrando a multas”. No entiende porqué las instituciones se han cebado con la
zona de “El Rollo” ya que no encuentra que la zona fuera conflictiva, “las
peleas se dan en todos los sitios”. En la actualidad esta zona está considerada
como zona saturada de bares, esto significa que está prohibido abrir bares
nuestros en la zona, esto sumado a las duras condiciones a las que son
sometidos los propietarios si quieren reformar sus locales. El propietario de
Muffin Club pregunta irónicamente “¿zona saturada? ¡Será zona saturada de bares
cerrados!”, para él la solución no es cerrar bares de forma masiva. Lo que
piden estos empresarios es simplemente “que nos dejen trabajar”.
Alicia Gracia
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