domingo, 30 de diciembre de 2012

El sueño gana la batalla al ruido

REPORTAJE




“El Rollo” ha muerto. Pero su asfalto guarda el recuerdo de las miles de huellas que dejaron los pies que pasaron por la Calle Moncasi y alrededores en la década de los 90, periodo de tiempo en el que esta zona de fiesta se convirtió en el lugar de marcha y de encuentro de los jóvenes zaragozanos.

¿Quién no ha escuchado Héroes del Silencio en “El celeste”? ¿Quién no recuerda el serrín constante que inundaba los suelos de los locales? ¿Los millones de litros de garrafón que rondaban miles de manos y que se acompañaban por cacahuetes excesivamente salados? ¿Quién no recuerda unos bailoteos en “El Atrio” o su primer desplante amoroso en el “JB”? ¿Quién no ha pasado alguna vez miedo presenciando una pelea en la calle de Perpetuo Socorro? ¿Quién no recuerda convertirse en una sardina en lata al pasar de un pub a otro? ¿Quién no recuerda la canción “En el Rollo” de Violadores del Verso que se convirtió en un auténtico himno?




La nostalgia con la que habréis leído algunos de vosotros estas líneas se mezclará con la alegría (ahora) y la rabia (entonces) de los vecinos que tardaron una década, mediante presiones al ayuntamiento, en conseguir cerrar los bares de ocio nocturno de la zona.

El auge de la zona denominada “Rollo” surgió en 1990. Durante estos primeros años, la Calle Moncasi y sus alrededores se vieron inundados los fines de semana por la visita de jóvenes de entre dieciséis y veinte años, que frecuentaban los más de 60 establecimientos de ocio nocturno, contando con pubs y bares de comida rápida.

¿Qué ha pasado en la actualidad, cuando “El Rollo” constituye un escaparate público de “se alquila”, “se traspasa” y “se vende”? Los propietarios tienen claro que se debió a una conjunción de causas. Por un lado, la ley que elevó la edad para el consumo de alcohol de los 16 a los 18 años hizo mucho daño a esta zona porque la principal clientela era gente de entre 16 y veintipocos años que salía de casa a las seis de la tarde y volvía a las once o las doce a casa. Además, el excesivo consumo de alcohol provocaba un día sí y otro también peleas, algunas con víctimas graves. Por otro lado, otra causa directa del declive de Moncasi fue la presión por parte del Ayuntamiento de Zaragoza que multiplicó el número de sanciones a locales por carecer de licencia, por incumplir los horarios de cierre y por no respetar la Ley del Ruido aprobada en 2003. Todo ello se alimenta también del cambio de las costumbres de ocio motivadas por la ley contra el botellón o los altos precios de las consumiciones. La consecuencia de todos estos factores fue el cierre paulatino de más de la mitad de los locales de la zona y una condena al ayuntamiento de Zaragoza a indemnizar con 385.000 euros a 55 vecinos de Moncasi. Vecinos que constituyen la Asociación de vecinos La Huerva que lucharon durante más de una década para matar dicha zona y que consiguieron que el Consistorio pagara 24.000 euros a la familia de un hombre, que vivía encima de un pub que no contaba con licencia, que falleció, debido, según su esposa, al estrés acumulado por el ruido de la zona.

Distinta visión tienen otros vecinos que explican que todavía quedan en la zona tres bares, “Posturas”, “Devicio” y “Muffin Club” que cada fin de semana se llenan ya que cada uno es un núcleo de música concreta, rock-punk, heavy-rock y rap respectivamente. Precisamente este último, según uno de los propietarios, “se ve obligado a cerrar a final de año”. Reconoce que desde que abrió en abril de 2010 “puede ser que la policía haya venido 30 veces, eso no lo he visto en ningún garito”. Karty, junto con otro socio, creó este negocio porque desde siempre ha estado vinculado a la música, en concreto al rap y al reagge, y quería “que continuamente vinieran dj´s de la música que me gusta”. La gente a la que le gusta este tipo de música sigue acudiendo a Muffin Club, la causa directa del cierre es “que me están masacrando a multas”. No entiende porqué las instituciones se han cebado con la zona de “El Rollo” ya que no encuentra que la zona fuera conflictiva, “las peleas se dan en todos los sitios”. En la actualidad esta zona está considerada como zona saturada de bares, esto significa que está prohibido abrir bares nuestros en la zona, esto sumado a las duras condiciones a las que son sometidos los propietarios si quieren reformar sus locales. El propietario de Muffin Club pregunta irónicamente “¿zona saturada? ¡Será zona saturada de bares cerrados!”, para él la solución no es cerrar bares de forma masiva. Lo que piden estos empresarios es simplemente “que nos dejen trabajar”.

Alicia Gracia

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